El control absoluto es cuando la misma sociedad entiende que tiene que autocensurarse, so pena de sufrir grandes calamidades, entre las que pudiéramos considerar nuestras vidas mismas.
Hemos visto recientemente mucha censura del tipo estalinista, comunista, al viejo estilo de la Rusia del siglo XX, esta vez en el siglo XXI aplicada a los nuevos medios de comunicación de la modernidad, comúnmente llamados «redes sociales». Es el caso por ejemplo de Twitter, Facebook, Youtube, Instagram etc.
Hemos entrado, hace un buen rato, en el último nivel del control absoluto: la AUTOCENSURA o AUTOCONTROL.
Pero ese autocontrol no solamente se limita a la complacencia de perder el derecho a la libertad de expresión, como en el evidente caso del cierre de Factores de Poder; en verdad estrictamente hablando el control es tan infinito como la propia imaginación.
Somos nosotros, en nuestras mentes, quienes – individualmente – colocamos los límites. ¿Qué tan lejos debemos ir? ¿Cuánto nos debemos autocensurar o controlar? ¿Qué podemos decir o hacer? Son reglas no escritas que poco a poco van decretándose dentro de nuestros pensamientos, conformando de esa forma el nivel más absoluto del más absoluto control.
A continuación se expone el vídeo reflexión sobre el caso reciente de la autocensura de Patricia Poleo en su programa Factores de Poder.