“ La normalidad en un ser humano es tan subjetiva como la pasión”.
En el mundo apareció un virus, el cual llegó para quedarse; este, igual que muchos de los que han pasado atreves de la historia, por su paso lograron ocasionar miles y en ocasiones millos de muertos.
El «covid — 19» ya lleva entre nosotros más de un año largo, en este tiempo son muchos los que nos hemos contagiado, con la suerte que otros no pudieron correr, los que se nos fueron de nuestro lado, pero no para apartarse para no contaminarnos, sino que el virus les acelero el ciclo que debemos cumplir en la vida.
Los gobernantes con su afán de protagonismo y de poder, tomaron una serie de medidas totalitarias para controlar lo que no se ve, medidas que destruyeron la tranquilidad de millones de personas en la parte económica, como emocional.
Si esto fue un «virus creado” pues ya sus progenitores lograron su propósitos haciendo grandes negocios con las farmacéuticas, negocios que a la final terminamos pagando nosotros los ciudadanos; ¡gratis nada! Los gobiernos hacen alarde de la compra de millones de vacunas para tranquilizar a una población que en la mayoría ya fue infectada.
Ahora nos piden una nueva normalidad, una normalidad donde nos comportamos de la mismo manera, sólo que nuestras faltas o abusos, las logramos disimular o tapar con una pobre mascarilla.
Un distanciamiento que los hampones, violadores y corruptos no respetan. ¿De cual nueva normalidad estamos hablando?
Me gustaría ver una nueva normalidad donde la libertad y la isonomía estén presentes, donde el respeto sea el primer deber y defender la propiedad privada un derecho primordial, ahí si estaríamos hablando de una nueva normalidad.
Esa programada nueva normalidad hecha por personas dictatoriales y de mala fe no excluyen de ella a los tiranos, sacerdotes pedófilos, pastores vagabundos, políticos corruptos y mucho menos a docentes socialista adoctrinando a jóvenes que con su afán de triunfar se dejan fácilmente embaucar.
Una nueva normalidad seria ver a la población haciendo lo que desea con moralidad, valores, ética, disciplina y responsabilidad; no tapándose parte de la cara como vil delincuente ni tomando distancia cuando el delincuente no lo hace.
Con todo virus debemos tomar algún tipo de precaución, pero no hasta el punto de destruir la relación en la sociedad y más cuando tenemos una sociedad que al no interactuar entre si, su calidad de vida se verá deteriorada.
En tiempo de virus es bueno recordar al filósofo clásico griego Sócrates cuando nos hablaba del miedo a la muerte; «Temer a la muerte, amigos míos, es sólo pensar que somos sabios, sin serlo: porque es pensar que sabemos lo que no sabemos. Por todo lo que los hombres pueden decir, la muerte puede ser el mayor bien que les puede suceder: pero la temen como si supieran muy bien que es el mayor de los males. ¿Y qué es esto sino esa vergonzosa ignorancia de pensar que sabemos lo que no sabemos?»
Todo en la vida es pasajero, nada es eterno para nosotros ya que no podemos disfrutar de lo que pueda serlo, por lo tanto, esa nueva normalidad que nos quieren imponer, sólo logra el deterioro en la sociedad, convirtiéndola en una sociedad mezquina y envidiosa más de lo que ya es.
“El peor virus dentro en una sociedad el cual mata más que cualquier enfermedad, es la envidia”.
Un comentario