Joe Biden y Chevron Texaco

Robert”, me comentó John Watson, uno de los asesores más influyentes del actual presidente Donald Trump en materia de asuntos hispanoamericanos, “hasta tanto este país no vea una opción inmediata de poder, clara y realmente distinta a la de Nicolás Maduro en Venezuela, Estados Unidos no tomará parte del lado de la oposición venezolana, a pesar de todo el apoyo mediático que le ha dado al presidente interino: Juan Guaidó”.

John Watson, además de ser un experto en la materia, había hecho carrera en la CIA y ahora venía de formar parte del Departamento de Estado de Estados Unidos de América. Es un furibundo republicano y un pertinaz detractor del entonces presidente, George W. Bush, a quien catalogaba de imbécil al servicio de su padre y del “Clan Bush”. Fue Mr. Watson, durante las muchísimas horas de conversación que pasamos juntos antes de la campaña electoral, cuyos resultados están hoy por conocerse, quien me habló, años atrás y por primera vez, de los importantes negocios comerciales en el campo energético, entre la Halliburton (multinacional controlada por el “Clan Bush”) y Hugo Chávez. Comencé a corroborar que en eso que mientan comunidad internacional, se sabe – perfectamente y mejor que nosotros los venezolanos – cómo es que se bate el cobre dentro de Venezuela. Una vez más me conecté con aquel pensamiento de José Martí: “En política, lo real es lo que no se ve.”

Los negocios con Chávez y hoy con Maduro, representan muchísimos más beneficios para ese clan que la creencia en cuanto al peligro real de una desestabilización, a paso de vencedores, a lo largo y ancho de todo el sub-continente americano, algo que – evidentemente – no ha sido la verdadera preocupación e interés de los tres presidentes de la nación más poderosa del planeta Tierra desde Bush hijo a Donald Trump, aunque este último impuso sus sanciones para evitar que Chevron, entre otras empresas “americanas”, continuase mamando la teta de la pobre Venezuela. De ser declarado Biden presidente tendría que evidenciar si “se monta o se encarama” con respecto al ultimátum dado por Trump a la Chevron. Ahora nos imaginamos cuál sería el “premio” para el “Clan Bush”, de llegar Biden a la Casa Blanca y entendemos el incondicional apoyo que la familia tejana le otorgó al candidato demócrata.

Bloomberg: Chevron en Venezuela será un tema político espinoso para Biden.

Cuando en el recinto de las Naciones Unidas Hugo Chávez llamó “DIABLO” a George W. Bush y dijo haber olido a azufre en el mismo pódium donde momentos antes había hablado su socio, estaba montando uno de sus más exitosos shows. El mundo entero se lo creyó al pie de la letra. ¡Todos caímos por inocentes… y por ignorantes!

El 31 de mayo de 2005, fecha en que George W. Bush recibió en la Oficina Oval de la Casa Blanca a María Corina Machado para darle – a través de ella – el apoyo a su ONG, “Súmate”, nos estaban guaraleando, metiéndonos gato por liebre… o, en su defecto, el entonces-presidente de Estados Unidos le estaba dando un apoyo (político, moral y material) a un individuo a quién él sabía perfectamente bien que poco podría afectar la estabilidad de uno de los grandes socios con que contaba la empresa Halliburton: Hugo Rafael Chávez Frías.

CAPITANES Y REYES

Las familias reales nacen, los capitanes del poder: ¡se hacen! Al final las primeras se subordinan a los segundos y la tierra gira sin percatarse de su existencia, hasta que emerja el próximo escándalo, como sucedió en la Venezuela de Hugo Chávez, muy extremadamente ligada a todos los personajes de entonces: como George Bush Sr., Dick Cheney, David J. O’Reilly, Condoleeza Rice, David J Lesar y George Bush Jr.

En febrero de 2003 el entonces-presidente Chávez, en cadena nacional, le anunció a Venezuela que existía una plataforma marina dueña del mayor yacimiento de gas natural de nuestro planeta: la Plataforma Deltana. Eran pocos los venezolanos que conocían de tales riquezas. El 14 de febrero de 2003 Chávez, también en cadena nacional de radio y televisión, les entregó a las empresas multinacionales los contratos para la explotación de esa plataforma, entre las que se encontraba la Chevron-Texaco: controlada por el “Clan Bush”.

Las irregularidades eran varias. Para comenzar, aquellas empresas no cumplieron con lo pautado por la Ley de Licitaciones. Fueron escogidas “a dedo” por el entonces-presidente Chávez sin pasar por la Asamblea Nacional. Ya por ahí se violó la ley. Además, según los entendidos, Venezuela fue birlada de unos 100 o 150 millones de dólares que el Ejecutivo les perdonó a las empresas explotadoras, entre ellas: la Chevron-Texaco.

De todos es conocido que el capital, además de ser tremendamente cobarde, no tiene ideología. Es una norma aceptada universalmente por todos aquellos que apoyamos el capitalismo y el libre mercado. No podemos, entonces, castigar a quienes manejan el capital que hace grandes negocios con las más infaustas e ignominiosas tiranías del planeta, como la de Castro en Cuba o la de Castro: ¡en Venezuela! Mucha razón pudo haber tenido Barack Hussein Obama II, uno de los que – de terminar Biden victorioso – tendrá muchas inherencias en esa nueva administración, cuando nos aseguró que el libre mercado no funciona: ¡y que jamás ha funcionado!

Cuando Fidel Castro fue invitado por Carlos Andrés Pérez a su coronación en febrero de 1989, fueron muchos los venezolanos de la alta sociedad civil y política que disfrutaron con la visita de quien llevaba décadas masacrando seres humanos en Cuba, separando familias y acabando con su tierra. Pero como ese monstruo todavía no había tocado los recientes intereses venezolanos, nadie pensó que hubiera algo inadecuado en tratarlo como una prima donna. Ya nos habíamos olvidado de cómo Castro mató venezolanos en las décadas sesenta-setenta durante las guerrillas castro-estalinistas dirigidas y financiadas desde Cuba.

Hoy, los responsables del capital que hacen negocio con la tiranía castro-estalinista de la Venezuela actual, pudieran ser acusados de mercaderes porque esa tiranía – que se beneficia de esos negocios – nos afecta directamente. Pero la salsa que es buena para el pavo, tiene que ser buena para la pava. Si hace 19 años estábamos felices y contentos con la visita de Castro a Venezuela y nadie veía en ella algo inadecuado, mal podríamos ahora castigar a aquellos que se nutren de la corrupción de quienes depredan y destruyen – sistemáticamente – nuestra patria, porque a ellos ni Chávez ni Maduro les han hecho daño alguno y está el sagrado compromiso de velar por ese capital que ellos representan.

Ellos, sin embargo, son blancos y se entienden. Nosotros, los simples mortales, solamente podemos ver los toros desde la barrera y pensar de acuerdo a nuestras neuronas. Es por eso que no entendemos cómo pudo Chávez ser socio de empresas “americanas” íntimamente ligadas a la familia Bush, para luego insultar a diestra y siniestra a aquellos que de alguna forma son íconos visibles (activos o en la reserva) de esas empresas.

VEAMOS

La firma que más apoyo le brindó al régimen de Chávez fue la Chevron-Texaco, amparada por la Halliburton. Para entender a la Chevron, tenemos que comenzar por conocer a la Halliburton, empresa de la cual Dick Cheney fue presidente hasta que le pasó el cargo a David Lesar cuando llegó como vice-presidente a la Casa Blanca, ya que ambas están íntimamente relacionadas.

A pesar de que Cheney jamás había sido un hombre de empresa, su paso por la Halliburton le produjo varias decenas de millones de dólares declarados. Cheney fue ampliamente conocido como un hombre de confianza de la familia Bush, tanto del padre, como del hijo.

Tal vez estemos siendo muy duros e inflexibles cuando pensamos que Cheney jamás se alejó mucho de la Halliburton. Tal vez no empleó a un testaferro para deshacerse de sus acciones en esa empresa, tal y como lo ordena la ley estadounidense si se quiere llegar a la vice-presidencia de este país.

La Halliburton asimiló a la Dresser Industries, empresa donde surgió Bush padre. No es un secreto, sin embargo, que la Halliburton tuvo una presencia importante y cercana al gobierno de EEUU en las administraciones de ambos Bush. Por ejemplo, en la Guerra del Golfo mientras Cheney era Secretario de Defensa, fue beneficiada con $ 8.5 millones para llevar a cabo un estudio militar. En 1991 obtuvo contratos millonarios para aplacar fuegos en más de 320 pozos petroleros en Kuwait.

En 1990 la Halliburton se declaró culpable de haberle vendido varios generadores de neutrón, nada menos que a Libia, por lo que tuvo que cancelar una multa de unos cuantos millones de dólares. En agosto de 2005 reventó un escándalo cuando la Halliburton fue acusada de venderle importantes componentes para un reactor nuclear a una empresa iraní.

En septiembre de 2006, salió la siguiente nota en uno de los portales más serios venezolanos: Venezuela Analítica. De ahí transcribimos: “Otro tópico es la materia petrolera y gasífera. Recientemente se supo de nuevos contratos para Halliburton mediante la mixta Petrozuata. Hay que decirle al venezolano que cree en el discurso antiimperialista de Chávez, que Halliburton es propiedad de los Bush en los EEUU, sus asesores son precisamente Dick Cheney y Condoleezza Rice. Chevron obtuvo el manejo de la Plataforma Deltana sin licitación y gran porcentaje de la producción del petróleo venezolano ha sido puesto en propiedad de las transnacionales con la creación de las empresas mixtas. El gobierno venezolano mantiene aún deudas con distintos sectores de la sociedad venezolana, mientras en Wall Street, adoran a Chávez porque paga la deuda externa dólar a dólar y sin ningún tipo de atrasos.”

Ellos son blancos y se entienden. En una oportunidad Chávez mencionó su fantasía de sacarle cría a la Condoleezza con el negro Aristóbulo, mientras esta señora era una pieza clave de una de las empresas que más aplaudían todo lo que Chávez decía en materia energética. La Chevron-Texaco, siendo su entonces-presidente David J. O’Really: siempre estuvo al tanto de apoyar cualquier delirio que emanara de la voluntad del tiranuelo tropical venezolano.

La conchupancia entre Chávez y las empresas que el mundo relaciona con la familia Bush fue tal, que hasta algunos importantes chavistas se dieron a la tarea de criticarla; ese fue el caso del Ing. Esmil Quijada quien en una carta que le envió al entonces-residente de PDVSA (Rafael Ramírez), le preguntó si él creía que compartiendo la tienda con aquellas empresas gringas y capitalistas, Venezuela iba rumbo al socialismo.

No había nada de malo en que la Chevron-Texaco, la Halliburton o cualquier persona natural o jurídica deseasen hacer unos pesos a costa de nuestro entonces-máximo líder, Hugo Chávez y más tarde continuasen la pachanga con la lumbrera de Nicolás Maduro. Tal vez lo condenable y despreciable haya sido que nos tratasen de vender una enemistad inexistente y tanto del lado de allá como del de acá, nos pongan a creer lo que no es. No en balde Martí nos aseguraba que en política, lo real es lo que no se ve y Bolívar insistía en que por el engaño nos habían dominado más que por la fuerza.


¡Seguiremos confiando en Dios!

Guerrero del mundo, padre de la Guarimba, experto en comunicación social, autor de varios libros como "Memorias de Cienfuegos", "Regresando del Mar de la Felicidad", "Los Generales de Castro", "Como se perdió Venezuela" entre otros. Escapó del Castro-Estalinismo de Cuba para Venezuela, por muchas circunstancias se vio obligado nuevamente a emigrar a Estados Unidos, su actual país de residencia.

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