¿Estás cansado de escuchar la misma propaganda sobre las terapias génicas de Covid-19? ¡Pues esta es tu oportunidad de escuchar la verdad!
El día de hoy tuve la suerte de participar en un espacio de Twitter donde se reunieron algunas de las personalidades más reconocidas de la medicina en Estados Unidos, como el Dr. Robert Malone, co-inventor de las vacunas de mARN; el Dr. Ryan Cole, uno de los primeros en atacar el problema con medicamentos convencionales y con resultados positivos; y la Dra. Lynn Flynn, quien desde el principio alertó sobre la ineficacia de las vacunas en épocas de brotes infecciosos.
Estos profesionales, junto a otros, se han convertido en portadores de verdades incómodas durante esta llamada «pandemia», aunque eso significara ir en contra de la propaganda mediática e incluso en contra del establecimiento del gremio médico a nivel mundial.
Al escuchar a estos prominentes personajes, mi primera reacción fue de felicidad. Estaba encantado de recibir un sinfín de argumentos técnico-científicos que soportaran la tesis de que las terapias génicas de Pfizer, Moderna y J&J, entre otras, no solo no son efectivas, sino que además pueden ser perjudiciales. ¡Te recomiendo encarecidamente que escuches el espacio en el enlace proporcionado!
https://twitter.com/i/spaces/1yNGaNRVjWNJj
Sin embargo, algo llamó poderosamente mi atención durante una de las intervenciones del Dr. Cole desde el punto de vista estratégico. Se refirió a la forma bizantina en la que Pfizer ha ido endulzando, durante años, toda la estructura de la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) del gobierno de Estados Unidos con el objetivo de obtener autorizaciones de fármacos en tiempo récord. Aunque el discurso del doctor fue coherente, cuando se refirió a estas maniobras, lo hizo de forma simplista, alegando que el problema (de fondo) era la corrupción.
Es aquí donde debemos hacer un alto y aclarar algunas cosas.
En primer lugar, es importante aclararle al Dr. Cole y demás colegas que el sistema no está roto como consecuencia de la corrupción. ¡No! El sistema es así por diseño. Por tanto, la corrupción es un elemento que forma parte del diseño inicial y es una herramienta que permite, a quienes lo manejan, un control total. Este control puede ser obtenido a través de vías legales (legislaciones, influencia política en altas esferas, contratos auténticos) o, si algo falla, aún quedan las vías ilegales (corrupción, sobornos o crimen organizado).
En segundo lugar, me ha dejado impactado el discurso ingenuo (o aparentemente ingenuo) de algunos médicos presentes. Parece haber un consenso entre ellos de que es necesario trabajar por la verdad de Estados Unidos, porque, según ellos, ayudará en otras latitudes. Suena muy bonito, pero es terriblemente desafinado para mis oídos. Si hay algo que hemos aprendido durante los últimos años, es que la verdad de Estados Unidos puede no tener ningún valor en el resto del mundo actual globalizado. Y es que, aunque Estados Unidos es un país poderoso, su sistema no es más «verdadero» o «diferente» que el de cualquier otro lugar.
En tercer lugar, vale recalcar el enorme poder de interdependencia que ejerce el globalismo a nivel planetario entre diferentes verticales de negocio. No hay que perder de vista que los mismos conglomerados financieros (BlackRock, State Street Capital, Vanguard, etc.) que están detrás de gigantes como Pfizer, Johnson & Johnson y Moderna, son los mismos detrás de las grandes empresas de energía como Exxon Mobil y Chevron Texaco, así como las grandes empresas de producción y distribución de alimentos (Kraft o Kellogg’s), pero asombrosamente son los mismos detrás de la gran maquinaria tecnológica de Google, Microsoft, Apple, Facebook. La lista es larga. Para ponerlo en términos de guerra, el enemigo está peleando una guerra global, mientras en distintas latitudes seguimos enfocándonos en la pequeña localidad donde vivimos. Francamente así es muy difícil pelear contra el enemigo, supremamente complicado ganar aunque sea una batalla y por supuesto sería una locura pensar ganar la guerra.
Por tanto, es importante en el caso de los médicos presentes, darse cuenta que la lucha no es solo por la verdad de Estados Unidos o Canadá u otro país en particular, sino por la verdad a nivel mundial. Y para lograrlo, es necesario trabajar por cambiar el sistema en su totalidad, no solo tratar de cambiar el liderazgo de algunas organizaciones de control local.
Es necesario que tomemos conciencia de que la corrupción es solo un síntoma de un sistema enfermo. Y mientras sigamos tratando solo los síntomas, nunca lograremos curar la enfermedad. Por tanto, debemos luchar por un cambio radical en el sistema, no solo tratar de arreglar algunas de sus partes. Solo así podremos tener una verdadera democracia, una verdadera justicia para todos y la oportunidad para que la ciencia camine por el camino correcto.